No hacer nada también es beneficioso

En la sociedad actual, una persona adulta en circunstancias normales no puede parar desde que se acuesta hasta que se levanta, tiene que cumplir con su horario de trabajo o estudio, dedicarse a hacer las labores del hogar, eso incluye no solo limpiar, también pensar y hacer la comida, ir a la compra y calcular la cantidad de alimentos que vas a necesitar hasta la siguiente visita , y una inmensidad de detalles más que debes tener en cuenta no solo funcionar hoy, sino también el siguiente: lavar la ropa, plancharla, estar atento a los pagos… Por supuesto si tienes hijos todo esto se multiplica.

También debemos buscar un hueco para visitar a nuestra familia y cuidar nuestro vínculo social. Si desean mantenerse en forma no olvides salir a correr o ir al gimnasio.

Y al final del día, para no volvernos locos, tenemos que buscar tiempo para dedicarnos a nuestros hobbies, ya sea leer o escalar, no deja de ser un tiempo que utilizamos para darnos un refuerzo positivo, para cultivarnos y poder llevar las obligaciones y los disgustos sin saturarnos. Esto, aunque sea con gusto, también incluye un tiempo que le dedicamos a hacer algo.

Somos seres activos, aunque tu tendencia ser sedentaria, la vida y el día a día de un ser humano no para o al menos su mente siempre está en una carrera de fondo.  Y ¿cuándo tenemos tiempo para no hacer nada? pero nada de nada.

Muchos son los estudios que han salido últimamente, también libros y artículos en revistas de salud, que no hacer nada es beneficioso. Lo que se conoce como procrastinación, en teoría algo muy sencillo pero en la práctica es algo complicado.

La procrastinación no es que estemos toqueteando el móvil cuándo esperamos o que estemos escuchando música mientras estamos en la cama porque aunque estemos pasivos físicamente estamos haciendo algo, no hacer nada sería silbar mientras esperamos a alguien o estar simplemente el agua caer cuando llueve desde la cama. Y en una vida tan frenética esto es positivo pero también es difícil tanto para encontrarle tiempo como para pedirle a nuestra mente que pare de solucionar el problema de turno. Un buen momento para practicarlo podría ser en nuestras vacaciones, si estamos en la playa podemos simplemente observar el mar, ver como las olas acaban rompiendo y sentir el calor y el tacto de la arena en nuestros pies, ser conscientes de que eso está pasando, profundizar en esas sensaciones y no pensar en nada más.

De hecho, muchos defensor de la procrastinación nos recordará cómo a Newton le vino a la cabeza la ley de la gravedad descansando apoyado en un manzano, no estando entre papeles , fórmulas y pizarras.  

Tomarse un tiempo para no hacer nada nos ayudará a ser más creativos, a motivarnos, a descansar, a decidir mejor y establecer mejor nuestras prioridades.

Así que la próxima vez que te encuentres con una gran cola en el supermercado o con el coche de camino al trabajo puede ser una buen momento para empezar a procrastinar y simplemente observar lo que tenemos alrededor.